El día 23 de Enero de 2005 durante el partido U.D. Las Palmas Universidad de Las Palmas, unos compañeros de la Juventud Comunista decidieron colgar una pancarta del frente canario contra la constitución europea en la grada sur del Estadio de Gran Canaria, mientras visionaban el partido para que quedara constancia de que existe una parte de la sociedad canaria que esta en contra del tratado constitucional (aunque se nos intente silenciar, como en este caso). Tras ser puesta la pancarta en la grada y los compañeros ir unas filas más atrás para disfrutar del encuentro, se percataron de que uno de los responsables de la seguridad privada del estado, sin mediar palabra ni dar una explicación, arrancó la pancarta, ante las protestas de nuestros compañeros, les dijo que no se podían poner consignas políticas en el estadio. Esta persona se llevó la pancarta y no la devolvió, pasando a la grada de tribuna donde se les impidió acceder.
Ante esta situación insólita se dirigieron a funcionarios de la UIP para denunciar el atropello, los cuales se extrañaron porque según ellos sólo se suelen retirar pancartas alusivas a la violencia. Ante sus insistentes quejas se comunicaron con el funcionario del ministerio del interior que supervisaba la seguridad, que argumentó que la orden de retirada se debía a que infringían la ley del deporte que dice que no se pueden lanzar consignas políticas ni poner pancartas alusivas a temas políticos. Los compañeros les dijeron que eso no era cierto según lo que el otro policía les había dicho, y argumentaron que por encima de la ley del deporte estaba la constitución española que garantiza el derecho a la libre expresión, el cual se había vulnerado.
A pesar de las reclamaciones de nuestros compañeros para que les devolvieran la pancarta, las autoridades zanjaron la cuestión argumentando que había sido requisado y por lo tanto no se podía devolver (no se requisaron ninguno de los petardos que se entraron al estadio y se hicieron estallar en la grada naciente). Pero luego les dijeron que a lo mejor, se la devolvería si pasaban por una determinada dependencia tras finalizar el partido.
Concluido el partido, se dirigieron a esta dependencia, y recibidos de forma extrañamente amable, les devolvieron la pancarta, excusándose diciendo que la orden venía de Madrid, y que era motivada por la presencia del ministro de justicia, y el presidente del cabildo. Finalmente les fue devuelta la pancarta advirtiéndoles que para una próxima vez pidieran permiso, para seguramente serles denegado.
Pero hay que recordar que la liga de fútbol profesional había introducido en los estadios la bandera de la UE pidiendo el SI para la constitución europea, cosa que se hizo sin ir más lejos el domingo anterior en el Estadio Heliodoro Rodríguez López de Tenerife, una muestra del doble rasero que suele utilizarse para permitir unos actos e ilegitimizar otros que difieren entre decir sí o NO a la constitución europea.