POR UNA UNIÓN EUROPEA DEMOCRÁTICA, DECIMOS NO
El presente tratado de Constitución Europea se ha desarrollado sin un mandato ciudadano para la elaboración de un Proyecto de Constitución, que fuese debatido en cada parlamento de cada estado y fuera sometido a debate y luego a referéndum. Tras la Declaración de Laken (Diciembre de 2001) se constituye la Convención sobre el Futuro de Europa en la que cada estado decidió a sus representantes que se sumaron a una mínima parte emanada del Parlamento Europeo. Esta convención formada por 105 miembros se atribuyó funciones propias de un parlamento electo. El trabajo de la citada comisión se fue desarrollando sin ningún tipo de información a la ciudadanía hasta que hace unos meses apareció como de la nada un Tratado Constitucional, el cual no puede ser debatido por ningún parlamento por ser cerrado e inmodificable. En dicha comisión, el debate fue escaso y se rechazaron las enmiendas más avanzadas desde el punto de vista social y democrático. El texto resultante fue modificado a la baja por los ejecutivos estatales en las cumbres gubernamentales posteriores.
La Unión Europea cuenta actualmente con diferentes órganos cuyas funciones vienen bien definidas en este tratado de CE. El órgano más democrático de la UE es el Parlamento Europeo, el cual queda relegado a un puesto casi simbólico ya que solo podrá actuar sobre las propuestas recibidas por otros órganos, convirtiéndose en un órgano consultivo. Es decir, el único órgano de la UE elegido directamente por la ciudadanía pierde su poder a favor de otros (como la Comisión Europea) no elegidos por los ciudadanos y ciudadanas de la UE. Esta distribución de funciones no sólo no tiende hacia el modelo de Democracia Participativa que defendemos y a la que aspiramos, sino que impone un duro revés al modelo actual de Democracia Representativa, por el que la ciudadanía elige a sus representantes y estos legislan y gobiernan con el mandato popular. Podemos decir que la distribución de funciones entre los órganos europeos según el presente tratado de CE convierte la UE en una autocracia.
La elaboración antidemocrática del presente tratado se suma a su objetivo fundamental: supeditar Europa a los dictados de las grandes empresas, las cuales han impuesto la competitividad como axioma fundamental de la Unión Europea.
El tratado de CE no sólo es antidemocrático. La prohibición de la armonización social (que los distintos países unifiquen una serie de derechos y libertades públicas) y la posibilidad de llegar a acuerdos entre los países más ricos (llamados Cooperación Reforzada) conlleva la consolidación de una Europa de dos velocidades, en la que se acentúen las diferencias entre los países más pobres y los más ricos. Por ello, podemos decir que este tratado es también antieuropeo, ya que no busca un fortalecimiento de todos los países de la unión, sino que permite que los más poderosos se refuercen al margen de los demás.
Tampoco recoge el presente tratado el derecho de Iniciativa Legislativa Popular, atreviéndose a encabezar un artículo con el epígrafe Principio de democracia participativa cuando solo abre la puerta a una petición ciudadana (no legislativa) cuando ésta parta de al menos un millón de ciudadanos de un número significativo de estados (pero no especifica qué es un número significativo)
La Unión Europea cuenta actualmente con diferentes órganos cuyas funciones vienen bien definidas en este tratado de CE. El órgano más democrático de la UE es el Parlamento Europeo, el cual queda relegado a un puesto casi simbólico ya que solo podrá actuar sobre las propuestas recibidas por otros órganos, convirtiéndose en un órgano consultivo. Es decir, el único órgano de la UE elegido directamente por la ciudadanía pierde su poder a favor de otros (como la Comisión Europea) no elegidos por los ciudadanos y ciudadanas de la UE. Esta distribución de funciones no sólo no tiende hacia el modelo de Democracia Participativa que defendemos y a la que aspiramos, sino que impone un duro revés al modelo actual de Democracia Representativa, por el que la ciudadanía elige a sus representantes y estos legislan y gobiernan con el mandato popular. Podemos decir que la distribución de funciones entre los órganos europeos según el presente tratado de CE convierte la UE en una autocracia.
La elaboración antidemocrática del presente tratado se suma a su objetivo fundamental: supeditar Europa a los dictados de las grandes empresas, las cuales han impuesto la competitividad como axioma fundamental de la Unión Europea.
El tratado de CE no sólo es antidemocrático. La prohibición de la armonización social (que los distintos países unifiquen una serie de derechos y libertades públicas) y la posibilidad de llegar a acuerdos entre los países más ricos (llamados Cooperación Reforzada) conlleva la consolidación de una Europa de dos velocidades, en la que se acentúen las diferencias entre los países más pobres y los más ricos. Por ello, podemos decir que este tratado es también antieuropeo, ya que no busca un fortalecimiento de todos los países de la unión, sino que permite que los más poderosos se refuercen al margen de los demás.
Tampoco recoge el presente tratado el derecho de Iniciativa Legislativa Popular, atreviéndose a encabezar un artículo con el epígrafe Principio de democracia participativa cuando solo abre la puerta a una petición ciudadana (no legislativa) cuando ésta parta de al menos un millón de ciudadanos de un número significativo de estados (pero no especifica qué es un número significativo)
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